08/05/2015
Según los indicadores económicos españoles del primer trimestre de la CEOE, el PIB acelera levemente su crecimiento.
Así lo confirma también el Banco de España en su Informe Trimestral de la Economía Española de marzo, que estima un crecimiento del PIB del 0,8%, en línea con las estimaciones de la CEOE, lo que elevaría la tasa interanual al 2,5% en este primer trimestre del año. La fortaleza del consumo de los hogares y de la inversión de bienes de equipo explican el mayor dinamismo de la demanda interna, al que hay que añadir un sector exterior que mitiga el tono contractivo que mantuvo a lo largo de 2014.
De este modo, el Banco de España, al igual que la mayoría de instituciones nacionales e internacionales, eleva la previsión de crecimiento del PIB para la economía española en 2015, en concreto hasta un 2,8%, mientras que para 2016 estima un 2,7%. El Gobierno actualizará también su cuadro macroeconómico a finales de este mes de abril en el Programa de Estabilidad y el Programa Nacional de Reformas de 2015, aunque algunos de los miembros del Gobierno ya han anticipado que el aumento del PIB se situará en un intervalo entre el 2,5% y 3,0% para 2015. Los factores que se encuentran detrás de la revisión al alza de las perspectivas de la economía española son el descenso del precio del petróleo, la mejora de las condiciones de financiación y la depreciación del euro. A todo ello hay que añadir el mayor crecimiento esperado para la Eurozona en el horizonte de previsión.
Con este mayor impulso de la actividad en 2015 y 2016, las previsiones de empleo también se están revisando al alza, con crecimientos muy similares al PIB, por lo que se agotan las ganancias de productividad del factor trabajo que se acumularon a lo largo del periodo de crisis económica. Todo ello redundará en los costes laborales unitarios, que empezarán a aumentar en 2015, si bien a tasas muy moderadas (en el entorno del 0,3%-0,4%, según el Banco de España). En este ámbito del mercado laboral, cabe destacar el dato de marzo de afiliación a la Seguridad Social, con un aumento de 160.579 personas, que cierra un trimestre positivo para la creación de empleo. En concreto, desde diciembre de 2014, el número de afiliados a la Seguridad Social aumentó en 57,6 mil personas y la tasa interanual se acelera hasta el 2,9%, frente al 2,3% del trimestre anterior. Además, esta mayor intensidad del ritmo de crecimiento se extiende a todos los sectores, excepto la agricultura, y destaca el sector de la construcción, con una tasa interanual del 4,6% en el primer trimestre de 2015.
A pesar del crecimiento de la actividad y el empleo, la inflación sigue en terreno negativo por el efecto del descenso del precio del petróleo y por la contención de los precios en algunos sectores económicos. Así, el primer trimestre finaliza con una inflación del -1% interanual (si se confirma el -0,7% de marzo), si bien el IPC subyacente abandona tasas negativas para situarse en el entorno del 0,2% debido al leve repunte de los precios de los servicios. En la evolución del precio de petróleo y en su impacto en la inflación se encuentra la mayor incertidumbre a la hora de predecir la inflación en 2015 y 2016. Hay cierto consenso entre los analistas internacionales del mercado del petróleo de que éste se situará en una banda entre 60 y 70 dólares/barril en el corto y medio plazo. Con este escenario, las previsiones señalan que en 2015 la inflación será de nuevo negativa (-0,3%). En cambio, en 2016 se prevé un repunte que situará dicha tasa alrededor del 1,3%.
La corrección de los desequilibrios macroeconómicos continuó en 2014, según la última información sobre la balanza de pagos y ejecución presupuestaria. Respecto al sector exterior, la capacidad de financiación de la economía española se situó en el 1,2% del PIB en 2014, tercer año consecutivo de superávit, aunque fue menor que el alcanzado en 2013. El saldo positivo de la balanza de servicios compensó el resto de déficits de las balanzas de rentas y la de bienes, que aumentó su saldo negativo en 2014.
Por su parte, el déficit público finalizó 2014 en el -5,7% del PIB, un saldo negativo superior al objetivo presupuestario del Gobierno (-5,5% del PIB), si bien algo inferior al exigido por Bruselas (-5,8% del PIB). La reducción del saldo presupuestario negativo frente a 2013 se explica por el esfuerzo realizado por la Administración Central, que ha cumplido su objetivo presupuestario a pesar de que se ha incorporado la devolución del “céntimo sanitario”. En cambio, la Administración de la Seguridad Social finaliza con un déficit similar al de 2013 (-1,1% del PIB) en el año de recuperación del empleo y las Comunidades Autónomas empeoran el saldo presupuestario dos décimas hasta el -1,7% del PIB. Por su parte, las Corporaciones Locales mantienen su superávit en el 0,5% del PIB.
No cabe duda de que el ciclo de recuperación de la economía española favorece el proceso de consolidación presupuestaria, pero dadas las continuas sorpresas positivas en la actividad y empleo, sería oportuno abordar un plan más ambicioso de reducción del déficit público que es, junto al desempleo, una de las grandes asignaturas pendientes de la economía española. Hay que tener en cuenta que el déficit estructural en España, según las últimas previsiones de la Comisión Europea, se ha estancado desde 2013 y no se prevén mejoras en próximos los años. Además, los altos niveles de deuda pública alcanzados (97,7% del PIB en 2014); hacen más vulnerable a la economía española ante episodios de incertidumbre en los mercados financieros.
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